13 septiembre 2010

La canción de París

La canción de París exalta el romanticismo en distintas dimensiones:
ideológicas, amorosas, artísticas, fraternas... sin llegar a caer en la caricatura.
Los amores y las ideologías unen o separan a los personajes de sus sueños en torno al teatro de un barrio fabril en timpos de huelga.

El director combina en una película de época, el drama romántico, pinceladas de humor y el musical; con doble labor: mostrar el teatro dentro del cine (que si bien no es ninguna novedad , está muy bien presentado). Solo hacia el final el director genera una fusión diferenciada que nos separa claramente del concepto teatral que había generado hasta ese momento y establece una  desviación conceptual que, sin perder del todo cierta dimensión teatral, es ganada por un espacio y un tiempo cercanos al clip.

La propuesta estética de La canción de París sumerge al espectador en un vaivén leve de belleza visual y sonora. Vestuarios, escenarios, parlamentos, canciones, ritmo y sus hilvanes... hacen realmente disfrutar de esta pieza.

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