Y cuando estuvo el cielo bien cargado de toda su luz,
desplegó un manto de agua que lavó el barrio.
El barrio y cada una de las calles que nos llevaron hasta el último destino de su cuerpo (al menos para nosotros).
Todo quedó entonces iluminado y lavado,
y el fuego abrigó su recuerdo... y lo cubrió de madera y metal.
Uno de estos días, con mi abuelo serán peces,
y juntos quien sabe hasta cuando,
nadarán en la laguna de Monte,
con todas las lunas y todas las noches…

1 comentario:
Es realmente hermosa la imagen que descubren esas palabras. Me gustaría que mi nieta o alguien escribiera algo así en el 2045. Pero también leerlo antes de la hora iluminada.
Besos
Mirta
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